La Casa Milà fue encargada por Pere Milà i Camps y su esposa Roser Segimon i Artells como vivienda familiar. Pere Milà era un empresario de éxito que hizo fortuna en el sector inmobiliario, y contrató a Antoni Gaudí para que diseñara el edificio. La pareja vivió en el edificio hasta su muerte, y desde entonces está abierto al público como museo y centro cultural. El edificio se diseñó para que fuera una casa familiar moderna y cómoda, y cuenta con una serie de comodidades, como una terraza en la azotea, una piscina y un establo para caballos.