A través de cristales de vibrantes matices, resplandece un cosmos, Donde santos y ángeles, en sueños celestiales, Danzan entre vidrieras, un arte sagrado, Una obra maestra, una obra del corazón.
Al examinar la arquitectura de la Sagrada Familia de Gaudí, puedes ver su deseo de trascender los estilos góticos tradicionales. A diferencia de los contrafuertes y arbotantes típicos de las catedrales góticas, que Gaudí consideraba meras "muletas", su diseño elimina por completo estos elementos exteriores.
Esta ambición de superar las normas góticas también es evidente en las vidrieras de la basílica, realizadas por el vidriero Joan Vila-Grau. Estas ventanas desempeñan un papel crucial en la creación de un espacio de reflexión y trascendencia, cumpliendo la finalidad de un templo.
En las catedrales góticas, las vidrieras más vistosas suelen encontrarse en los puntos más altos, donde la luz del sol no tiene obstáculos. Las secciones inferiores, a la sombra de árboles o edificios, suelen presentar colores menos intensos para equilibrar el efecto general. Sin embargo, Gaudí adoptó un enfoque diferente con la Sagrada Familia.
Aquí, las ventanas más altas son las más transparentes, lo que permite que la luz inunde el espacio e ilumine los mosaicos y las bóvedas doradas de la nave. Las ventanas inferiores, donde residen las ilustraciones y los textos, presentan colores más intensos, lo que facilita a los visitantes su lectura y apreciación. Este contraste pone de relieve la innovadora salida de Gaudí de las tradiciones góticas
El trabajo de Gaudí con las vidrieras se extendió a los experimentos con la tricromía, técnica que utiliza tres colores primarios -amarillo, cian y magenta- superpuestos con un sello transparente. Este enfoque, inspirado en un artículo sobre el cristal Tiffany, pretendía crear una sensación de profundidad en las imágenes, como si fueran tridimensionales. Aunque los resultados no fueron los esperados por Gaudí, aún se pueden encontrar restos de esta técnica en vidrieras de Mallorca y Montserrat.
Para la Sagrada Familia, sin embargo, Gaudí optó por el vidrio emplomado, un método avalado por siglos de práctica. Las líneas de plomo, que dividen el cristal en trozos más pequeños, no sólo sujetan firmemente el cristal, sino que añaden ritmo y dinamismo a la composición. Esta técnica permite seleccionar colores específicos para cada pieza, contribuyendo a la armonía general del diseño.
La verdadera belleza de las vidrieras de la Sagrada Familia es más evidente cerca de los solsticios. Alrededor del solsticio de invierno, los rayos del sol poniente entran en la nave casi horizontalmente, inundando el espacio de rojos cálidos y creando un reflejo del diseño de cada ventana en luz de color en la bóveda opuesta. Este fenómeno progresa como una danza, en la que los rojos iluminan primero el suelo antes de subir por las columnas y llegar finalmente a las bóvedas.
Durante el solsticio de verano, se produce un espectáculo similar en la fachada del Nacimiento, donde la luz de la mañana, filtrada a través de azules y verdes fríos, crea una atmósfera serena. Esta dinámica interacción de luz y color a lo largo del año muestra la excepcional artesanía de Joan Vila-Grau y el genio visionario de Gaudí, que creía que "el sol es el mejor pintor".
Las vidrieras de la Sagrada Familia no son sólo un espectáculo visual; representan el innovador enfoque de Gaudí de la arquitectura gótica. A diferencia de las catedrales tradicionales, en las que las ventanas más vistosas se colocan en lo alto, Gaudí invirtió esta situación colocando las ventanas más transparentes en la parte superior para inundar el espacio de luz. Las ventanas inferiores, ricas en color y diseño, están colocadas de forma que los visitantes puedan apreciarlas de cerca.
Las vidrieras fueron diseñadas por Joan Vila-Grau, un maestro vidriero que trabajó estrechamente para dar vida a la visión de Gaudí. El trabajo de Vila-Grau garantiza que cada ventana contribuya a la armonía general de la Basílica, manteniendo al mismo tiempo su diseño único.
La interacción entre la luz y las vidrieras es más espectacular durante los solsticios. Durante el solsticio de invierno, el sol poniente baña el interior de rojos cálidos, reflejando los diseños de las ventanas en las bóvedas opuestas. En cambio, durante el solsticio de verano, la luz de la mañana se filtra a través de azules y verdes fríos, creando una atmósfera serena en la fachada del Nacimiento.
Gaudí se apartó de los estilos góticos tradicionales invirtiendo la colocación de la luz y el color. En la Sagrada Familia, las ventanas superiores son más transparentes, lo que permite que la luz inunde la nave, mientras que las inferiores están ricamente coloreadas y diseñadas para ser apreciadas de cerca, creando una experiencia visual única que incita a la reflexión y la meditación.
Las vidrieras de la fachada del Nacimiento se caracterizan por sus fríos azules y verdes, que crean una atmósfera serena y apacible. En cambio, la fachada de la Pasión presenta cálidos rojos y naranjas, que reflejan los temas más sombríos asociados a este lado de la Basílica. Este contraste destaca la unidad y la diversidad del diseño general
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